jueves, 3 de diciembre de 2009

CARTA DE SAN PABLO A LOS ROMANOS

LA SALVACION POR LA FE (Rm.1,1-11,35)

Romanos 1

1 Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios,

2 que había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas,

3 acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne,

4 constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro,

5 por quien recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles,

6 entre los cuales os contáis también vosotros, llamados de Jesucristo,

7 a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

8 Ante todo, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, por todos vosotros, pues vuestra fe es alabada en todo el mundo.

9 Porque Dios, a quien venero en mi espíritu predicando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de cuán incesantemente me acuerdo de vosotros,

10 rogándole siempre en mis oraciones, si es de su voluntad, encuentre por fin algún día ocasión favorable de llegarme hasta vosotros,

11 pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca,

12 o más bien, para sentir entre vosotros el mutuo consuelo de la común fe: la vuestra y la mía.

13 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, las muchas veces que me propuse ir a vosotros - pero hasta el presente me he visto impedido - con la intención de recoger también entre vosotros algún fruto, al igual que entre los demás gentiles.

14 Me debo a los griegos y a los bárbaros; a los sabios y a los ignorantes:

15 de ahí mi ansia por llevaros el Evangelio también a vosotros, habitantes de Roma.

16 Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego.

17 Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: = El justo vivirá por la fe. =

18 En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia;

19 pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó.

20 Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables;

21 porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció:

22 jactándose de sabios se volvieron estúpidos,

23 y = cambiaron la gloria = del Dios incorruptible = por una representación = en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles.

24 Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos;

25 a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.

26 Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza;

27 igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.

28 Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene:

29 llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos,

30 detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres,

31 insensatos, desleales, desamorados, despiadados,

32 los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.

Romanos 2

1 Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas,

2 y sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que obran semejantes cosas.

3 Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios?

4 O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión?

5 Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios,

6 el cual = dará a cada cual según sus obras: =

7 a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna;

8 mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación.

9 Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego;

10 en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego;

11 que no hay acepción de personas en Dios.

12 Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados;

13 que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados.

14 En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley;

15 como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza...

16 en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de los hombres, según mi Evangelio, por Cristo Jesús.

17 Pero si tú, que te dices judío y descansas en la ley; que te glorías en Dios;

18 que conoces su voluntad; que disciernes lo mejor, amaestrado por la ley,

19 y te jactas de ser guía de ciegos, luz de los que andan en tinieblas,

20 educador de ignorantes, maestro de niños, porque posees en la ley la expresión misma de la ciencia y de la verdad...

21 pues bien, tú que instruyes a los otros ¡a ti mismo no te instruyes! Predicas: ¡no robar!, y ¡robas!

22 Prohíbes el adulterio, y ¡adulteras! Aborreces los ídolos, y ¡saqueas sus templos!

23 Tú que te glorías en la ley, transgrediéndola deshonras a Dios.

24 Porque, como dice la Escritura, = el nombre de Dios, por vuestra causa, es blasfemado entre las naciones. =

25 Pues la circuncisión, en verdad, es útil si cumples la ley; pero si eres un transgresor de la ley, tu circuncisión se vuelve incircuncisión.

26 Mas si el incircunciso guarda las prescripciones de la ley ¿no se tendrá su incircuncisión como circuncisión?

27 Y el que, siendo físicamente incircunciso, cumple la ley, te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión eres transgresor de la ley.

28 Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne.

29 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.

Romanos 3

1 ¿Cuál es, pues, la ventaja del judío? ¿Cuál la utilidad de la circuncisión?

2 Grande, de todas maneras. Ante todo, a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios.

3 Pues ¿qué? Si algunos de ellos fueron infieles ¿frustrará, por ventura, su infidelidad la fidelidad de Dios?

4 ¡De ningún modo! Dios tiene que ser veraz y = todo hombre mentiroso, = como dice la Escritura: = Para que seas justificado en tus palabras y triunfes al ser juzgado. =

5 Pero si nuestra injusticia realza la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será acaso injusto Dios al descargar su cólera? (Hablo en términos humanos.)

6 ¡De ningún modo! Si no, ¿cómo juzgará Dios al mundo?

7 Pero si con mi mentira sale ganando la verdad de Dios para gloria suya ¿por qué razón soy también yo todavía juzgado como pecador?

8 Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien, como algunos calumniosamente nos acusan que decimos? Esos tales tienen merecida su condenación.

9 Entonces ¿qué? ¿Llevamos ventaja? ¡De ningún modo!

10 Pues ya demostramos que tanto judíos como griegos están bajo el pecado, como dice la Escritura: = No hay quien sea justo, ni siquiera uno solo. =

11 = No hay un sensato, no hay quien busque a Dios. =

12 = Todos se desviaron, a una se corrompieron; no hay quien obre el bien, no hay siquiera uno. =

13 = Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua urden engaños. Veneno de áspides bajo sus labios; =

14 = maldición y amargura rebosa su boca. =

15 = Ligeros sus pies para derramar sangre; =

16 = ruina y miseria son sus caminos. =

17 = El camino de la paz no lo conocieron, =

18 = no hay temor de Dios ante sus ojos. =

19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley lo dice para los que están bajo la ley, para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca reo ante Dios,

20 ya que = nadie será justificado ante él = por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado.

21 Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas,

22 justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna;

23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios -

24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,

25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente,

26 en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús.

27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado.!? Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe.

28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.

29 ¿Acaso Dios lo es únicamente de los judíos y no también de los gentiles? ¡Sí, por cierto!, también de los gentiles;

30 porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos por medio de la fe.

31 Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.

Romanos 4

1 ¿Qué diremos, pues, de Abraham, nuestro padre según la carne?

2 Si Abraham obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios.

3 En efecto, ¿qué dice la Escritura? = Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia. =

4 Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor sino como deuda;

5 en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia.

6 Como también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras:

7 = Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados. =

8 = Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa culpa alguna. =

9 Entonces, ¿esta dicha recae sólo sobre los circuncisos o también sobre los incircuncisos? Decimos, en efecto, que = la fe de Abraham le fue reputada como justicia. =

10 Y ¿cómo le fue reputada? ¿siendo él circunciso o antes de serlo? No siendo circunciso sino antes;

11 y = recibió la señal de la circuncisión = como sello de la justicia de la fe que poseía siendo incircunciso. Así se convertía en padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que la justicia les fuera igualmente imputada;

12 y en padre también de los circuncisos que no se contentan con la circuncisión, sino que siguen además las huellas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de la circuncisión.

13 En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo.

14 Porque si son herederos los de la ley, la fe carece de objeto, y la promesa queda abolida;

15 porque la ley produce la cólera; por el contrario, donde no hay ley, no hay transgresión.

16 Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a fin de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los de la ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros,

17 como dice la Escritura: = Te he constituido padre de muchas naciones: = padre nuestro delante de Aquel a quien creyó, de Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean.

18 El cual, esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho = padre de muchas naciones = según le había sido dicho: = Así será tu posteridad. =

19 No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor - tenía unos cien años - y el seno de Sara, igualmente estéril.

20 Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio gloria a Dios,

21 con el pleno convencimiento de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido.

22 Por eso = le fue reputado como justicia. =

23 Y la Escritura no dice solamente por él que = le fue reputado, = sino también por nosotros,

24 a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro,

25 quien = fue entregado por nuestros pecados, = y fue resucitado para nuestra justificación.

Romanos 5

1 Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo,

2 por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

3 Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia;

4 la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza,

5 y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.

6 En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; -

7 en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir -;

8 mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

9 ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!

10 Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!

11 Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

12 Por tanto, como por un solo hombre = entró el pecado en el mundo = y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron;

13 - porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley;

14 con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir...

15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!

16 Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación.

17 En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo!

18 Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.

19 En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.

20 La ley, en verdad, intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia;

21 así, la mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.

Romanos 6

1 ¿Qué diremos, pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo!

2 Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él?

3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?

4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.

5 Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante;

6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado.

7 Pues el que está muerto, queda librado del pecado.

8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,

9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.

10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.

11 Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias.

13 Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios.

14 Pues el pecado no dominará ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.

15 Pues ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ningún modo!

16 ¿No sabéis que al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de obediencia, para la justicia?

17 Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados,

18 y liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia. -

19 Hablo en términos humanos, en atención a vuestra flaqueza natural -. Pues si en otros tiempos ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y al desorden hasta desordenaros, ofrecedlos igualmente ahora a la justicia para la santidad.

20 Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres respecto de la justicia.

21 ¿Qué frutos cosechasteis entonces de aquellas cosas que al presente os avergüenzan? Pues su fin es la muerte.

22 Pero al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, fructificáis para la santidad; y el fin, la vida eterna.

23 Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 7

1 ¿O es que ignoráis, hermanos, - hablo a quienes entienden de leyes - que la ley no domina sobre el hombre sino mientras vive?

2 Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido.

3 Por eso, mientras vive el marido, será llamada adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es adultera si se casa con otro.

4 Así pues, hermanos míos, también vosotros quedasteis muertos respecto de la ley por el cuerpo de Cristo, para pertenecer a otro: a aquel que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que fructificáramos para Dios.

5 Porque, cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, excitadas por la ley, obraban en nuestros miembros, a fin de que produjéramos frutos de muerte.

6 Mas, al presente, hemos quedado emancipados de la ley, muertos a aquello que nos tenía aprisionados, de modo que sirvamos con un espíritu nuevo y no con la letra vieja.

7 ¿Qué decir, entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡De ningún modo! Sin embargo yo no conocí el pecado sino por la ley. De suerte que yo hubiera ignorado la concupiscencia si la ley no dijera: = ¡No te des a la concupiscencia! =

8 Mas el pecado, tomando ocasión por medio del precepto, suscitó en mi toda suerte de concupiscencias; pues sin ley el pecado estaba muerto.

9 ¡Ah! ¡Vivía yo un tiempo sin ley!, pero en cuanto sobrevino el precepto, revivió el pecado,

10 y yo morí; y resultó que el precepto, dado para vida, me fue para muerte.

11 Porque el pecado, tomando ocasión por medio del precepto, me = sedujo =, y por él, me mató.

12 Así que, la ley es santa, y santo el precepto, y justo y bueno.

13 Luego ¿se habrá convertido lo bueno en muerte para mí? ¡De ningún modo! Sino que el pecado, para aparecer como tal, se sirvió de una cosa buena, para procurarme la muerte, a fin de que el pecado ejerciera todo su poder de pecado por medio del precepto.

14 Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del pecado.

15 Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco.

16 Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena;

17 en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí.

18 Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo,

19 puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero.

20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí.

21 Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.

22 Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior,

23 pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros.

24 ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?

25 ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado.

Romanos 8

1 Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús.

2 Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte.

3 Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne,

4 a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.

5 Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual.

6 Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las del espíritu, vida y paz,

7 ya que las tendencias de la carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden;

8 así, los que están en la carne, no pueden agradar a Dios.

9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece;

10 mas si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia.

11 Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros.

12 Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne,

13 pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis.

14 En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

15 Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!

16 El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.

17 Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados.

18 Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.

19 Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios.

20 La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza

21 de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

22 Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto.

23 Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo.

24 Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?

25 Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia.

26 Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables,

27 y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.

28 Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.

29 Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos;

30 y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.

31 Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?

32 El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?

33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? = Dios es quien justifica. =

34 = ¿Quién condenará? = ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?

35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?,

36 como dice la Escritura: = Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. =

37 Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó.

38 Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades

39 ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 9

1 Digo la verdad en Cristo, no miento, - mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo -,

2 siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón.

3 Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne,

4 - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas,

5 y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.

6 No es que haya fallado la palabra de Dios. Pues no todos los descendientes de Israel son Israel.

7 Ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos. Sino que = «por Isaac llevará tu nombre una descendencia»; =

8 es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia.

9 Porque éstas son las palabras de la promesa: = «Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo.» =

10 Y más aún; también Rebeca concibió de un solo hombre, nuestro padre Isaac;

11 ahora bien, antes de haber nacido, y cuando no habían hecho ni bien ni mal - para que se mantuviese la libertad de la elección divina,

12 que depende no de las obras sino del que llama - le fue dicho a Rebeca: = El mayor servirá al menor, =

13 como dice la Escritura: = Amé a Jacob y odié a Esaú. =

14 ¿Qué diremos, pues? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo!

15 Pues dice él a Moisés: = Seré misericordioso con quien lo sea: me apiadaré de quien me apiade. =

16 Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia.

17 Pues dice la Escritura a Faraón: = Te he suscitado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea conocido en toda la tierra. =

18 Así pues, usa de misericordia con quien quiere, y endurece a quien quiere.

19 Pero me dirás: Entonces ¿de qué se enoja? Pues ¿quién puede resistir a su voluntad?

20 ¡Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso = la pieza de barro dirá a quien la modeló: "por qué me hiciste así"? =

21 O ¿es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables?

22 Pues bien, si Dios, queriendo manifestar su cólera y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia objetos de cólera preparados para la perdición,

23 a fin de dar a conocer la riqueza de su gloria con los objetos de misericordia que de antemano había preparado para gloria:

24 con nosotros, que hemos sido llamados no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles...

25 Como dice también en Oseas: = Llamaré pueblo mío al que no es mi pueblo: y amada mía a la que no es mi amada. =

26 = Y en el lugar mismo en que se les dijo: No sois mi pueblo, serán llamados: Hijos de Dios vivo. =

27 Isaías también clama en favor de Israel: = Aunque los hijos de Israel fueran numerosos como las arenas del mar, sólo el resto será salvo. =

28 = Porque pronta y perfectamente cumplirá el Señor su palabra sobre la tierra. =

29 Y como predijo Isaías: = Si el Señor de los ejércitos no nos dejara una descendencia, como Sodoma hubiéramos venido a ser, y semejantes a Gomorra. =

30 ¿Qué diremos, pues? Que los gentiles, que no buscaban la justicia, han hallado la justicia - la justicia de la fe -

31 mientras Israel, buscando una ley de justicia, no llegó a cumplir la ley.

32 ¿Por qué? Porque la buscaba no en la fe sino en las obras. = Tropezaron contra la piedra de tropiezo, =

33 como dice la Escritura: = He aquí que pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de escándalo; mas el que crea en él, no será confundido.

Romanos 10

1 Hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es que se salven.

2 Testifico en su favor que tienen celo de Dios, pero no conforme a un pleno conocimiento.

3 Pues desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.

4 Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo creyente.

5 En efecto, Moisés escribe acerca de la justicia que nace de la ley: = Quien la cumpla, vivirá por ella. =

6 Mas la justicia que viene de la fe dice así: = No digas = en tu corazón = ¿quién subirá al cielo?, = es decir: para hacer bajar a Cristo;

7 o bien: ¿quién bajará al abismo?, es decir: para hacer subir a Cristo de entre los muertos.

8 Entonces, ¿qué dice? = Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, = es decir, la palabra de la fe que nosotros proclamamos.

9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.

10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación.

11 Porque dice la Escritura: = Todo el que crea en él no será confundido. =

12 Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan.

13 Pues = todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. =

14 Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?

15 Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura: = ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien! =

16 Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva. Porque Isaías dice: = ¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación? =

17 Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.

18 Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí! = Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la tierra sus palabras. =

19 Pero pregunto: ¿Es que Israel no comprendió? Moisés es el primero en decir: = Os volveré celosos de una que no es nación; contra una nación estúpida os enfureceré. =

20 Isaías, a su vez, se atreve a decir: = Fui hallado de quienes no me buscaban; me manifesté a quienes no preguntaban por mi. =

21 Mas a Israel dice: = Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo incrédulo y rebelde. =

Romanos 11

1 Y pregunto yo: = ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? = ¡De ningún modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín!

2 Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se queja ante Dios contra Israel?

3 ¡Señor!, = han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares; y he quedado yo solo y acechan contra mi vida. =

4 Y ¿qué le responde el oráculo divino? = Me he reservado 7.000 hombres que no han doblado la rodilla ante Baal. =

5 Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia.

6 Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia no sería ya gracia.

7 Entonces, ¿qué? Que Israel no consiguió lo que buscaba; mientras lo consiguieron los elegidos. Los demás se endurecieron,

8 como dice la Escritura: = Dióles Dios un espíritu de embotamiento: ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. =

9 David también dice: = Conviértase su mesa en trampa = y lazo, = en piedra de tropiezo y justo pago, =

10 = oscurézcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar. =

11 Y pregunto yo: ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De ningún modo! Sino que su caída ha traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos.

12 Y, si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua, riqueza para los gentiles ¡qué no será su plenitud!

13 Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio,

14 pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos.

15 Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?

16 Y si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa también las ramas.

17 Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú - olivo silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz y de la savia del olivo,

18 no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, sábete que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz que te sostiene.

19 Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.

20 ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras tú, por la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien, teme.

21 Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco a ti te perdone.

22 Así pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no, también tú serás desgajado.

23 En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.

24 Porque si tú fuiste cortado del olivo silvestre que eras por naturaleza, para ser injertado contra tu natural en un olivo cultivado, ¡con cuánta más razón ellos, según su naturaleza, serán injertados en su propio olivo!

25 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, = no sea que presumáis de sabios: = el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles,

26 y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: = Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades. =

27 = Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados. =

28 En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección amados en atención a sus padres.

29 Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables.

30 En efecto, así como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes contra Dios, mas al presente habéis conseguido misericordia a causa de su rebeldía,

31 así también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia.

32 Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia.

33 ¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!

34 En efecto, = ¿quién conoció el pensamiento de Señor? = O = ¿quién fue su consejero? = O = ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? =

35 Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.