miércoles, 27 de enero de 2010

LA CULTURA DEL SERVICIO PÚBLICO POLICIAL

Roberto FLEISCHER-HARO

HERMOSILLO.- Las opiniones vertidas con relación a la problemática en materia de seguridad pública por diferentes estratos sociales y medios de comunicación impresos, que desconocen los tropiezos en el campo de batalla y los obstáculos que hay que sortear para llegar a la meta.
Se es muy fácil opinar cuando no se ha cargado la mochila y no se sabe lo que lleva dentro.
En las corporaciones policíacas forzosamente tiene que haber de todo para poder balancear las diferentes comisiones que se les asignen a los elementos, motivado en que la delincuencia carece de sentimientos, principios y autoridad moral.
La inseguridad genera un clima de potencial de violencia y conductas delictivas.
La estrategia de aumentar los efectivos de las fuerzas del orden público se hace manifiesta en la actualidad, por lo tanto exige una cuidadosa y rápida selección de los elementos humanos más idóneos.
Que sea sólida y se constituya en un baluarte mediante el cual se exprese con eficiencia, para el servicio al que se destinen sus esfuerzos cotidianos.
Con frecuencia se olvida que los servidores públicos del ámbito de la seguridad están sujetos a constantes presiones, y son enfrentados a tener que sobrellevar los efectos de una imagen de corrupción que no hace distinción ni de institución ni de persona.
En ese orden de ideas, se requiere agregar un cambio en los apoyos que se consideran como parte de las prestaciones, servicios complementarios, bienestar del empleado, o como se quiera llamar.
Un nuevo concepto del significado de sus tareas, en cuanto denota de parte de la autoridad o municipio que lo emplea, capacita y exige estricto cumplimiento de sus deberes, una preocupación con los lazos de vinculación que rodea la familia del servidor público.
Particularmente de los que más riesgo tienen en perder la vida: Los policías de cualquier especialidad y jerarquía, tal entorno familiar constituye un factor de importancia primordial en el equilibrio de la vida del policía actual.
Los agentes de los cuerpos de policía deben hacerse acreedores a estímulos y recompensas, quienes se hayan distinguido por su asistencia puntual, buena conducta, antigüedad, disposición y eficacia en el desempeño de sus funciones.
Recibir un salario digno y remunerador acorde a las características del servicio, el cual tienda a satisfacer las necesidades esenciales de un jefe de familia en el orden material, social, cultural y recreativo, no debe orillarse al policía a recibir sobornos, los ciudadanos incurrimos en esa responsabilidad.
Si este tipo de servidores públicos conoce, usa o emplea sus conocimientos que indudablemente influirán en su conducta pública, porque lo vinculan con sentido humano, en cuidar su empleo y proteger el garantizado acceso a ciertos servicios que no tendrá a su alcance, si es dado de baja o consignado con fundamento legal.
El hecho de tener a su disposición un conjunto de servicios patrocinados por su empleador influye en su diario desempeño y constituye al desarrollo de su vida dentro del servicio como policía profesional; tal concepto está implícito en la “cultura del servicio público”.
El ámbito de donde generalmente provienen los elementos que solicitan ser empleados como policías, no tiene una aceptada consideración ni antecedente de ocuparse de esos aspectos.
La esposa, hijos, hermanos o padres del solicitante no reciben más que los servicios tradicionales del sistema de seguridad social, por lo tanto, el acceso a los apoyos complementarios a disposición de los familiares del policía redunda en una actividad reforzadora de la cultura ya citada.


Roberto Fleischer Haro
Egresado de la IV generación de la Escuela de Policía.
Registro Nacional de Seguridad FEHR440205H26223583
EMail
rfleischer_44@hotmail.com