Controversial, Diego ha estado presente en hechos clave del país
* Ligado a Salinas, votó por quemar boletas del 88
* Siendo legislador, litigó contra el Estado, y ganó
Carlos Castillo Peraza apoya al jefe Diego durante su cierre de campaña por la Presidencia, en el Zócalo capitalino
Foto José Luis GUZMÁN / archivo La Jornada
Georgina SALDIERNA y Andrea BECERRIL
PERIÓDICO LA JORNADA
MEXICO, D. F.- Diego Fernández de Cevallos ha estado siempre envuelto en la controversia y el escándalo. Su trayectoria profesional y política le ha acarreado críticas severas, aun dentro de su partido: el PAN, en el que ha militado desde hace más de medio siglo.
Lo más cuestionado es la fortuna que consiguió en su doble papel de político y litigante; incluso se le acusó de representar a narcotraficantes.
De 69 años y abogado de profesión, el ex legislador y ex candidato presidencial ha protagonizado hechos clave en la historia del país, entre ellos el haber votado en favor de la quema de las boletas de la cuestionada elección de 1988, por la que Carlos Salinas de Gortari llegó a la primera magistratura del país.
Se le responsabiliza de legitimar y colaborar con el gobierno salinista; de instaurar las llamadas concertacesiones, que abrieron a Acción Nacional la puerta para acceder a gobiernos estatales a cambio de aprobar reformas en el Congreso que permitieron regresiones en los ámbitos social y económico, entre ellas la privatización del ejido.
Como diputado –y ya sin serlo– participó activamente en las negociaciones del Legislativo y el Ejecutivo –entre 1995 y 1997– para que el Estado asumiera como deuda pública el quebranto de los bancos, que derivó en la creación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), ya en el régimen de Ernesto Zedillo, con quien contendió por la Presidencia, en 1994.
Desde el Senado, negoció la aprobación de la ley indígena, que incumplió los acuerdos de San Andrés, lo que motivó que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) suspendiera el diálogo con el gobierno federal.
Al final de su periodo como senador, fue factor clave para la aprobación de la llamada ley Televisa, que luego fue echada abajo por la Suprema Corte de Justicia.
CERRÓ POSIBILIDAD DE INDAGAR PRESUNTO FRAUDE CONTRA CÁRDENAS
“Nadie podría beneficiarse con escudriñar papeles que nada dicen y menos significan; la bancada panista acepta que se destruyan esos míticos papeles”, expresó en 1991 el entonces coordinador de los diputados de Acción Nacional, con lo que se cerró la posibilidad de investigar el presunto fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas.
Trece años después volvió a apoyar a Salinas de Gortari. En su libro Derecho de réplica, el empresario Carlos Ahumada afirma que Fernández de Cevallos participó en la organización de los vídeoescándalos, en busca de detener la carrera de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la Presidencia.
“Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Fernández de Cevallos, fue el coordinador”, escribe Ahumada. Asegura que por medio del panista, el ex presidente de la República negoció con Vicente Fox la entrega de las cintas en las que aparecen varios perredistas –entre ellos René Bejarano– recibiendo fajos de billetes, a cambio de la liberación de Raúl Salinas de Gortari.
Ahumada relata que le impresionó que Salinas daba órdenes a Fernández de Cevallos como si fuera su empleado.
ALEJADO DEL PAN
Fernández de Cevallos ingresó al PAN en 1959, y desde entonces participó activamente en el partido. Integró un grupo con figuras como Fernando Gómez Mont –actual secretario de Gobernación–, Antonio Lozano Gracia y Fauzi Hamdan, quien, como él, tiene despachos en los que se litigan asuntos penales, pero sobre todo mercantiles y fiscales, que les han permitido amasar grandes fortunas.
Se le ubicó en la corriente de los “doctrinarios”, una de cuyas figuras centrales es el ahora presidente Felipe Calderón. El llamado jefe Diego apoyó al michoacano para que lograra encabezar el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, en 1996. Después vinieron los desencuentros entre ambos –derivados del caso Fobaproa–, a grado tal que no participó en la campaña presidencial de 2006.
Desde entonces se alejó de Acción Nacional y se dedicó de lleno a sus negocios, ya sin que se le reprochara que desde su posición de senador litigaba contra el Estado, como ocurrió en un juicio que le ganó a la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA).
En junio de 2002 Fernández de Cevallos presidía la Comisión Permanente del Congreso y debía decidir sobre el pago de mil 200 millones de pesos que la SRA tenía que hacer a su cliente, cifra que sobrepasaba el presupuesto anual de la dependencia y de la que 600 millones correspondían a su despacho.
Aunque antes había ganado otros juicios que sangraron el erario, entre ellos a la Secretaría de Hacienda, que se vio obligada a pagar mil 600 millones de pesos a Jugos del Valle, el caso de la Reforma Agraria indignó incluso a los panistas, y la entonces senadora Luisa María Calderón presentó una iniciativa para evitar el tráfico de influencias y el conflicto de intereses entre los legisladores.
En diversas épocas de su vida, El jefe Diego ha sido acusado de defender intereses del narcotráfico. El escándalo mayor se dio a finales de 1996, cuando se le vinculó con el cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes. A raíz de un fraude con recursos del IMSS, el grupo financiero Anáhuac fue intervenido por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y contrató como su abogado a Fernández de Cevallos.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores confirmó que el Banco Anáhuac tenía inversiones de Carrillo Fuentes, y que incluso el consuegro del capo pagó al panista cerca de 3 millones de pesos con cheques a su nombre. El jefe Diego argumentó en su defensa: “a mí me solicitaron una intervención en favor de un grupo financiero, no de una persona física”.
Carismático, dicharachero, varias de sus frases provocaron polémica, sobre todo cuando siendo candidato presidencial se refirió a las mujeres como “el viejerío”, o su calificativo de “calzonudos”, a los campesinos.
En su biografía menudean las acusaciones, entre ellas que despojó a ejidatarios de Punta Diamante, en Acapulco, y que utilizó fondos públicos para construir “la carretera del amor”, un camino para comunicar en 2005 un poblado de Arandas, Jalisco, de donde es originaria Liliana León, entonces su pareja sentimental.
* Ligado a Salinas, votó por quemar boletas del 88
* Siendo legislador, litigó contra el Estado, y ganó
Carlos Castillo Peraza apoya al jefe Diego durante su cierre de campaña por la Presidencia, en el Zócalo capitalino
Foto José Luis GUZMÁN / archivo La Jornada
Georgina SALDIERNA y Andrea BECERRIL
PERIÓDICO LA JORNADA
MEXICO, D. F.- Diego Fernández de Cevallos ha estado siempre envuelto en la controversia y el escándalo. Su trayectoria profesional y política le ha acarreado críticas severas, aun dentro de su partido: el PAN, en el que ha militado desde hace más de medio siglo.
Lo más cuestionado es la fortuna que consiguió en su doble papel de político y litigante; incluso se le acusó de representar a narcotraficantes.
De 69 años y abogado de profesión, el ex legislador y ex candidato presidencial ha protagonizado hechos clave en la historia del país, entre ellos el haber votado en favor de la quema de las boletas de la cuestionada elección de 1988, por la que Carlos Salinas de Gortari llegó a la primera magistratura del país.
Se le responsabiliza de legitimar y colaborar con el gobierno salinista; de instaurar las llamadas concertacesiones, que abrieron a Acción Nacional la puerta para acceder a gobiernos estatales a cambio de aprobar reformas en el Congreso que permitieron regresiones en los ámbitos social y económico, entre ellas la privatización del ejido.
Como diputado –y ya sin serlo– participó activamente en las negociaciones del Legislativo y el Ejecutivo –entre 1995 y 1997– para que el Estado asumiera como deuda pública el quebranto de los bancos, que derivó en la creación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), ya en el régimen de Ernesto Zedillo, con quien contendió por la Presidencia, en 1994.
Desde el Senado, negoció la aprobación de la ley indígena, que incumplió los acuerdos de San Andrés, lo que motivó que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) suspendiera el diálogo con el gobierno federal.
Al final de su periodo como senador, fue factor clave para la aprobación de la llamada ley Televisa, que luego fue echada abajo por la Suprema Corte de Justicia.
CERRÓ POSIBILIDAD DE INDAGAR PRESUNTO FRAUDE CONTRA CÁRDENAS
“Nadie podría beneficiarse con escudriñar papeles que nada dicen y menos significan; la bancada panista acepta que se destruyan esos míticos papeles”, expresó en 1991 el entonces coordinador de los diputados de Acción Nacional, con lo que se cerró la posibilidad de investigar el presunto fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas.
Trece años después volvió a apoyar a Salinas de Gortari. En su libro Derecho de réplica, el empresario Carlos Ahumada afirma que Fernández de Cevallos participó en la organización de los vídeoescándalos, en busca de detener la carrera de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la Presidencia.
“Salinas fue el cerebro de los videoescándalos. Yo fui el de los videos, él fue el del escándalo. En cuanto a Fernández de Cevallos, fue el coordinador”, escribe Ahumada. Asegura que por medio del panista, el ex presidente de la República negoció con Vicente Fox la entrega de las cintas en las que aparecen varios perredistas –entre ellos René Bejarano– recibiendo fajos de billetes, a cambio de la liberación de Raúl Salinas de Gortari.
Ahumada relata que le impresionó que Salinas daba órdenes a Fernández de Cevallos como si fuera su empleado.
ALEJADO DEL PAN
Fernández de Cevallos ingresó al PAN en 1959, y desde entonces participó activamente en el partido. Integró un grupo con figuras como Fernando Gómez Mont –actual secretario de Gobernación–, Antonio Lozano Gracia y Fauzi Hamdan, quien, como él, tiene despachos en los que se litigan asuntos penales, pero sobre todo mercantiles y fiscales, que les han permitido amasar grandes fortunas.
Se le ubicó en la corriente de los “doctrinarios”, una de cuyas figuras centrales es el ahora presidente Felipe Calderón. El llamado jefe Diego apoyó al michoacano para que lograra encabezar el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, en 1996. Después vinieron los desencuentros entre ambos –derivados del caso Fobaproa–, a grado tal que no participó en la campaña presidencial de 2006.
Desde entonces se alejó de Acción Nacional y se dedicó de lleno a sus negocios, ya sin que se le reprochara que desde su posición de senador litigaba contra el Estado, como ocurrió en un juicio que le ganó a la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA).
En junio de 2002 Fernández de Cevallos presidía la Comisión Permanente del Congreso y debía decidir sobre el pago de mil 200 millones de pesos que la SRA tenía que hacer a su cliente, cifra que sobrepasaba el presupuesto anual de la dependencia y de la que 600 millones correspondían a su despacho.
Aunque antes había ganado otros juicios que sangraron el erario, entre ellos a la Secretaría de Hacienda, que se vio obligada a pagar mil 600 millones de pesos a Jugos del Valle, el caso de la Reforma Agraria indignó incluso a los panistas, y la entonces senadora Luisa María Calderón presentó una iniciativa para evitar el tráfico de influencias y el conflicto de intereses entre los legisladores.
En diversas épocas de su vida, El jefe Diego ha sido acusado de defender intereses del narcotráfico. El escándalo mayor se dio a finales de 1996, cuando se le vinculó con el cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes. A raíz de un fraude con recursos del IMSS, el grupo financiero Anáhuac fue intervenido por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y contrató como su abogado a Fernández de Cevallos.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores confirmó que el Banco Anáhuac tenía inversiones de Carrillo Fuentes, y que incluso el consuegro del capo pagó al panista cerca de 3 millones de pesos con cheques a su nombre. El jefe Diego argumentó en su defensa: “a mí me solicitaron una intervención en favor de un grupo financiero, no de una persona física”.
Carismático, dicharachero, varias de sus frases provocaron polémica, sobre todo cuando siendo candidato presidencial se refirió a las mujeres como “el viejerío”, o su calificativo de “calzonudos”, a los campesinos.
En su biografía menudean las acusaciones, entre ellas que despojó a ejidatarios de Punta Diamante, en Acapulco, y que utilizó fondos públicos para construir “la carretera del amor”, un camino para comunicar en 2005 un poblado de Arandas, Jalisco, de donde es originaria Liliana León, entonces su pareja sentimental.