domingo, 21 de marzo de 2010

VIOLACIÓN A LAS GARANTÍAS ELEMENTALES DE SEGURIDAD JURÍDICA Y DERECHOS HUMANOS

Roberto FLEISCHER-HARO

HERMOSILLO.-
La siguiente opinión la generan los hechos lamentables ocasionados el día 19 de los corrientes alrededor de las 9 de la mañana con 50 minutos en calles Mendoza y General Piña Col. Balderrama, en el local denominado Antojería “La Escondida”, donde perdieron la vida dos personas y todavía no daban fe de los cuerpos cuando ya los medios amarillistas sacaban la nota con fuertes señalamientos. “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Juan (Jn 8, 1-11).

Existen varios medios impresos. Los que se ufanan de darle a la gente lo que se merece. Nota Roja, es lo que demandan, es lo que se vende, es lo que ha hecho crecer las grandes empresas.

La última década se ha caracterizado por un crecimiento excesivo en el manejo de las informaciones policíacas.

De ser “la nota roja” hoy en día son verdaderos suplementos en los que se exponen sin recato algunas fotografías y textos elocuentes, secciones especializadas en quienes cometen faltas administrativas y hasta columnas policíacas.

Los más trágicos accidentes son convertidos en una razón para incrementar el tiraje del diario. En algunos medios, deciden dedicarle más páginas para exponer las imágenes especialmente cruentas, alimentando con esto el morbo de unos y explotando el dolor de otros.

Las denuncias y querellas que se presentan ante el Ministerio Público, se transforman en historias sujetas al conocimiento público que llenan páginas y páginas de los diarios.

Los fotógrafos más “expertos” son aquellos que gustan de llegar hasta la escena del accidente, el crimen o el anfiteatro, acomodar los cuerpos en poses macabras y sacar la placa que represente con mayor crudeza el hecho. No esconden su frialdad casi inhumana, al contrario, la presumen.

Las carteleras merecen un estudio aparte, en una impune violación a las garantías elementales de seguridad jurídica y a los derechos humanos.

Se publican fotografías de quienes cometieron faltas administrativas o de quienes pudieron haber infringido la ley penal, pero que, como todo mexicano, tienen derecho a un juicio justo, no ser sujeto del escrutinio público y obviamente a ninguna difamación.

Los suplementos culturales se encuentran en peligro de extinción. Su lugar se lo cedieron a las secciones policíacas, a interminables páginas de hechos sociales e incluso a las notas deportivas de carácter nacional.

En la nota roja, expuesta sin ética y respeto, se muestra un evidente desprecio por la vida humana porque se presenta a ésta como una mercancía sujeta a la venta, existe un reclamo muy fuerte entre amas de casa, académicos, personas de la sociedad civil, de la necesidad de que los medios se autoregulen.

“Quienes aparecen en la nota roja son la gente más pobre. Hay una mofa de la sociedad, una especie de complacencia de buscar el dolor para decir qué malos son los demás y qué bueno soy yo”, la nota roja no intenta explicar el contexto sociológico, político o psicológico de las personas que caen en desgracia.

“Es explotar la morbosidad; es simplemente ofender al ser humano que cayó en una situación de alcoholismo, descrédito o en una situación ilegal”, hay la necesidad de que se formen órganos ciudadanos integrados por cámaras, asociaciones, padres de familia que demanden la regulación de los medios.

Existen códigos éticos suscritos por periodistas a nivel nacional o internacional en los que se comprometen a no evidenciar la pobreza, la desgracia, ni hechos que denigran la condición humana y especialmente a profesionalizarse y contribuir al desarrollo de su zona de influencia.

El grueso de la población no avala el manejo de la información policíaca y por el contrario lo califican como excesivo.

Quienes son familiares de alguna persona que sufrió un accidente o que cometió una falta administrativa, saben el daño moral, social y económico que causa una información sujeta al insulto público.

En las fuentes policíacas se presenta un inédito fenómeno: los diarios son adquiridos principalmente por clases populares interesadas en la lectura de los hechos policíacos y por personas pertenecientes a los estratos pudientes que buscan su fotografía en las secciones sociales.

Es urgente que quienes determinan el criterio de los medios de comunicación reconozcan la necesidad de reorientar el manejo de las informaciones de manera más responsable, humana y objetiva, que privilegie las grandes causas de la sociedad.

La sociedad debe hacer valer su libertad de expresión y demandar a los medios impresos un manejo responsable y ético de la información.

Se califica a los periódicos como amarillistas porque hacen uso de imágenes y notas tendenciosas para atraer al lector, privilegiando el sentido comercial, sobre su propia responsabilidad social.

Ninguna persona puede ser exhibida públicamente mientras no sea sentenciada, si cometió algún delito.

“Existe mucho morbo general en la sociedad, eso es lo que envuelve el periodismo y es lo que hace que se vendan los diarios.

Roberto Fleischer Haro
Egresado de la IV generación de la Escuela de Policía
Registro Nacional de Seguridad FEHR440205H26223583
E-Mail rfleischer_44@hotmail.com